La comunidad deportiva internacional enfrenta un nuevo escándalo en el ámbito paralímpico. La protagonista es Shahana Hajiyeva, judoca de Azerbaiyán y medallista de oro en Tokio 2020, quien fue suspendida de por vida luego de no superar una reevaluación médica. El examen determinó que no cumplía con los criterios de discapacidad visual requeridos para competir en judo adaptado.
La controversia surgió tras una prueba de clasificación previa al Mundial de parajudo en Astaná, Kazajistán. Según Prosport.az, se concluyó que Hajiyeva no presentaba limitaciones visuales suficientes para competir en la categoría J2, decisión que llevó al Comité Paralímpico Nacional de Azerbaiyán a prohibirle su participación futura en esta división.
Algunos interpretaron este episodio como parte de una actualización en el sistema de clasificación, mientras que otros insinuaron que la atleta pudo haber fingido su discapacidad. Casos similares ya se habían registrado, como el de Elnara Nizamli, quien también fue reevaluada y trasladada de categoría tras descubrirse que tenía visión parcial. “Las categorías B1, B2 y B3, en las que se celebraron competiciones de parajudo en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, se redujeron... y se combinaron en dos categorías: J1 y J2”, explicó el Comité Paralímpico Nacional.
Este ajuste responde a un endurecimiento en los criterios de participación. La Asociación Internacional de Deportes para Ciegos (IBSA) actualizó su normativa, excluyendo ciertos diagnósticos oftalmológicos. En una carta de principios de 2022, la IBSA detalló: “Las reglas contienen una definición completa de las nuevas clases… así como disposiciones reforzadas para la presentación y los requisitos de los datos de clasificación… Un total de 16 medallas de oro… estarán en juego... y se dispondrá de 10 plazas adicionales para atletas en París 2024”.
La exclusión de Hajiyeva revive antiguos debates sobre la integridad del deporte paralímpico. Vale recordar el escándalo de los Juegos de Sídney 2000, donde se descubrió que gran parte del equipo español de baloncesto no tenía discapacidad intelectual. Además, el sistema de clasificación ha sido fuertemente cuestionado en otras partes del mundo, como en Reino Unido. Un informe de The Guardian en 2020 reveló que hasta un 10% de los atletas visualmente discapacitados del país podrían ser reclasificados en B4, categoría que no es reconocida por el Comité Paralímpico Internacional.
Un sistema en discusión
La británica Karina Lang, exjugadora de goalball, fue una de las afectadas por estas reclasificaciones. Al ser trasladada a la categoría B4, quedó automáticamente fuera del circuito paralímpico. “Te destroza porque has pasado toda tu vida intentando encontrar un lugar donde encajar... y te dicen: ‘No, ya no encajas aquí’”, expresó. Por su parte, el Comité Paralímpico Nacional de Azerbaiyán remarcó su compromiso con los estándares internacionales. “Siempre se ha adherido a los principios de transparencia y continuará tomando todas las medidas necesarias para el desempeño exitoso de nuestros paralímpicos en el ámbito internacional”, declararon a Azerisport.com.